



Mestalla ha vuelto a ser clave para conseguir la segunda victoria de la era Baraja. Y es que cuando el equipo se vacía dándolo todo la afición se vuelca y lleva a los jugadores en volandas. Mestalla va a ser la clave de la salvación en una temporada tan difícil.
La primera parte fue, sin grandes alardes, de color blanco. El rojo apenas se veía por el área de Mamardashvili. Primero Diakhaby rozó el gol de remate de cabeza tras lanzamiento de córner. En el 21' el árbitro expulsó al portero rojillo, Herrera. Tras visionar la jugada en el VAR dejó sin efecto tanto la tarjeta como la falta ya que el arquero se adelanta al regate de Hugo Duro cortando el balón en una acción de mucho mérito. Mérito que repetiría en el 33' salvando la mejor ocasión de los nuestros a disparo del incansable Hugo Duro. En el 45' Cenk cabeceó un nuevo córner creando peligro.
La segunda, tras unos primeros minutos dubitativos, volvió a ser blanca. Mucho empuje, garra e intensidad pero pocas ocasiones. En el 70' se reclamó doble acción de penalti, la primera sobre el omnipresente Hugo Duro y la segunda sobre Lino, que había salido de refresco. Esta última bastante clara, pero siguiendo la tónica habitual no hubo aviso en el VAR. En el 74' llegaría el golazo de Kluivert que para un balón centrado por Lino, levanta la cabeza y se inventa un disparo ajustadísimo al palo. Tuvo que darle efecto a la pelota pues el defensa que tenía delante tapaba muy bien la jugada. Mestalla enloquecía. Poco tiempo después Herrera se lucía a cabezazo de Lino. En el 84' se repetía el esperpento de roja, al osasunista Aimar, visionado de VAR y anulación de tarjeta.
Derrota por la mínima en el Nou Camp en un partido que tuvo de todo incluyendo una nueva afrenta por medio de árbitro y VAR. Pero como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.
Había cierta ilusión por puntuar en terreno culé aprovechando las notables ausencias que presentaba el Barsa y así comenzamos a visionar el partido. Nada destacable hasta el 15' en el que Busquets ponía un gran centro aéreo al desmarque de Raphinha y Mamardashvili medía horriblemente la salida permitiendo el gol culé. Cabezazo al medio con el portero fuera del arco.
El partido no cambió un ápice y apenas se veían jugadas de peligro hasta el 39' en el que Lino tiraba a las nubes ante un Ter Stegen descolocado y una defensa intentando cubrir portería a la desesperada. Era sin duda una gran oportunidad.
Tras la reanudación un inocente penalti por mano de Guillamón podría haber sido la puntilla, pero el siempre motivado cuando de su ex equipo se trata, Ferrán Torres, lanzó la pena máxima al poste. Era el 55' y el 56' Ansu Fati vería otro palo en un rápido ataque.
Victoria y lo que es todavía más importante, defectos recurrentes superados.Se jugó una buena segunda parte, se tuvo suerte con el gol, los cambios funcionaron, no hubo desajustes defensivos, jugadores entregados...
No fue un partido de muchas ocasiones, la Real jugó lo justito y lo poco que tuvo lo desbarató nuestro guardameta, el gran Mamardashvili. Nuestro gol llegó en el 40' en un rapidísimo contragolpe conducido por Lino cuyo pase de la muerte fue rechazado a la desesperada por Zubeldia, introduciendo el balón en propia puerta. Hasta ese momento el partido estaba trabado y equilibrado.
A los dos minutos de la reanudación otro contragolpe acabó con penalti sobre Hugo Duro. ¡Se caía Mestalla! Pero el VAR avisaba al colegiado y tras visionar la jugada consideró que el contacto (lo había) no era lo suficientemente importante como para cobrar la pena máxima. Desilusión y a seguir remando. La Real llevaba el peso del partido, sin crear peligro, y el Valencia salía a la contra. Las mejores ocasiones llegaron así en las botas de Lino con balón al palo y Samu Castillejo con gran parada del arquero donostiarra.